En un contexto de precios inciertos, con altos costos de producción, donde el fertilizante representa más del 20% del gasto del productor, un buen manejo de los residuos del maíz contribuye a mejorar la eficiencia del uso del nitrógeno en la fertilización y por ende la posibilidad de disminuir costos y aumentar las ganancias de los agricultores.

Por mucho tiempo el desconocimiento lleva a los productores a quemar el rastrojo para dejar limpias sus parcelas o venderlo como forraje, sin considerar la importancia que tienen para mantener la fertilidad del suelo, así como sus efectos en la producción.

Para el caso de la quema de soca, no solo acelera la pérdida del suelo, al dejar la tierra sin protección ante la lluvia y el viento que desprenden y arrastran partículas de suelo, sino que también el fuego acaba con microrganismos que viven en el suelo y que contribuyen a la formación de materia orgánica.

¿Pero qué es un buen manejo de rastrojo?                                                      

De acuerdo a Masagro, consiste en usar los residuos de la cosecha para proteger el suelo contra la erosión provocada por la lluvia y el viento. El rastrojo que queda después de la cosecha se descompone y sirven de abonos orgánicos para la próxima siembra. Un buen manejo ayuda a:

La cantidad de rastrojo que se recomienda dejar en el campo es al menos el 30% del total, pero dependerá principalmente del clima, entre más lluvia y temperatura la descomposición se acelera, por lo que se puede dejar el mayor monto posible, comenta la institución. La soca debe distribuirse de manera homogénea sobre el terreno, y evitar que se formen manojos o cordones, agrega.

Si se decide dejara al menos el 30% y el resto utilizarlo para pacas, se debe modificar el sistema de empacado y solo hacer pacas del cordón formados por la trilladora. Para ello se necesita levantar el cabezal de la cosechadora 30 centímetros para que los residuos queden pegados al suelo.

En el caso de la agricultura de conservación, Masagro señala que, si la parcela cuenta con buena pendiente, nivelación y buen sistema de drenaje, puede dejarse el 100% de los residuos, de lo contrario es necesario empacar una parte.

A la hora de trillar, recomiendan una cosechadora con esparcidor y molino. Si se empaca se debe desactivar el esparcidor de trilla. Si la trilladora no cuenta con el implemento, será necesario esparcir el rastrojo con desbravadora, menciona.

En cuanto al destino del rastrojo, la institución señala que se puede:

Hacer pacas: Cuando se hace pacas y no se piquea se tiene menos rastrojo en el piso que dificulte el corte del disco al momento de la siembra y facilita la conducción del riego.

Desvarar: Al hacerlo el rastrojo se distribuye de manera más uniforme; al dejar la paca sobre el suelo, se acelera la descomposición.

Desmenuzar: Se pica la paja en trozos más pequeños que aceleran aún más la descomposición y facilita la siembra.

Para ahondar en este importante tema, la próxima semana, en el maro del inicio del ciclo de Cursos-Talleres de “Verano AARC 2019”, organizado por la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC), como primera actividad, programada para el próximo jueves 4 de julio, a la que se hace una cordial invitación a todos los productores, Tomás López, ingeniero colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y de FIRA, abordara temas de agricultura sustentable.

 En el evento se tiene como objetivo  capacitar a los asistentes en el manejo de residuos, cómo evitar la quema de soca y el  ganado vago, así como desmentir una serie de mitos y realidades sobre este tema.

Mayores informes al Tel: 7585570 Exts 1181 y 1182. Correo Electrónico: servicioalsocio@aarc.com.mx

Fuente: MasAgro.